Aprendí que quién no te busca, no te extraña, y quién no te extraña, no te quiere. Que el destino determina quién entra en tu vida, pero tú decides quién se queda. Que la verdad duele una sola vez, y la mentira cada vez que nos acordamos. Que hay tres cosas en la vida que se van y no regresan jamás: las palabras, el tiempo, y las oportunidades.

7 de enero de 2011

No por miedo a errar, vas a dejar de luchar !

Sí, es así, exactamente así. Soy una persona que gracias a tener que luchar por un amor, aprendió justamente eso, a luchar por lo que quiere. Aprendí también a ser paciente, a esperar. A que no todo depende de mí, pero aún así yo tengo que dar lo mejor siempre, si de verdad quiero conseguir algo. Yo quería conseguir el amor de una persona muy importante & muy especial para mí. De verdad quería enamorarlo, de verdad quería que él me quiera tanto como yo lo quería a él. Lo intenté una vez, me ilusioné, & fallé. Lloré, sufrí, me decepcioné. Pero lo que más me indignaba era que habiendo puesto todo de mí, no había conseguido eso que tanto deseaba. Entonces seguí luchando, no iba a darme por vencida. Junté fuerzas, cerré los ojos, respiré profundo, preparé mi corazón para una nueva desilusión, & continué. ¿Por qué esto último? ¿Por qué preparar el corazón para una desilusión, si era justamente lo que menos esperaba? & es que cuando se lucha, hay siempre dos posibles conclusiones: la buena & la mala. Yo había juntado todas mis fuerzas & me había decidido tan caprichosamente a luchar que tenía todas mis energías en pensar en lo positivo, en lo bueno. Pero al haber más de una posibilidad, en estas luchas hay que estar preparado para todo; siempre se puede ganar o perder. Entonces así seguí, con las mínimas expectativas, sin ilusionarme, para no sufrir. Pero siempre con la esperanza de una buena conclusión. Hubo caídas, piedras en el camino.
No voy a mentir. No fue fácil levantarse de las caídas, hubo momentos en los que dudé de seguir.. pero había algo que me impulsaba a seguir, tal vez sea el deseo de conseguir este amor, o tal vez haya sido que yo muy en el fondo sentía que las conclusiones iban a ser buenas. Hubo otro gran tropezón, & fue ahí cuando de verdad tuve que elegir: ¿lucho, o me rindo?
"No está vencido quien pelea", me dije. "Un tropezón no es caída." ¿Pero que pasaba si la caída dolía tanto? No podía evitar sentir miedo de que todo fuera en vano, de que tanto dolor no deje más que tristes recuerdos. Entonces fue que descubrí que si seguía pensando en mis miedos, jamás avanzaría. Dejé atrás todos mis miedos, & seguí.
¿Saben que es lo más hermoso de todo? Lo conseguí. Lo enamoré. Lo hice quererme. Me quiere, como yo lo quiero a él. ¿Diganme si esa no es la sensación más hermosa de todas; la satisfacción del éxito?

Aunque haya ganado la gran batalla, todavía adentro mío queda una última pelea: lo quiero mucho, sí. Pero creo que empecé a amarlo.
Así es, nuevas dudas, nuevos miedos. ¿& qué si él no me ama, si no me corresponde? De nuevo siento la obligación de recordarme a mí misma que no tengo que tener miedo, porque no por miedo a errar voy a dejar de luchar, porque si pienso así sé que no podré seguir. Esperaré. Es lo que desde un principio hice & lo que mejor se hacer. Esperaré a que él sepa realmente si me ama de verdad, si es que siente lo mismo que yo.

No sé que es exactamente esto que siento, sólo sé que no debo tener miedo & que no voy a dejar de luchar, porque que me ame, es mi mayor deseo.