Compruebo mi pulso.
No me engaña.
A él no le puedo ocultar mis sentimientos, mis recuerdos ni mis deseos. Es uno de los pocos que me conocen de verdad. Sin restrinciones, sin máscaras.
El corazón puede que sea, no, de hecho, es el músculo más importante de nuestra anatomía. Trabaja continuamente. Sin cesar, sin huelgas.
Siempre hace los mismos turnos, pero cuando aparece el mínimo detalle de tu existencia: se para, late aceleradamente, descontrolado y de repente, se desconecta.
Durante unos segundos parece una ciudad que se sobrecarga con tu presencia, pero sabes qué?
Me encantan esos apagones.♥