Aprendí que quién no te busca, no te extraña, y quién no te extraña, no te quiere. Que el destino determina quién entra en tu vida, pero tú decides quién se queda. Que la verdad duele una sola vez, y la mentira cada vez que nos acordamos. Que hay tres cosas en la vida que se van y no regresan jamás: las palabras, el tiempo, y las oportunidades.

12 de julio de 2011


No quería que dijeras adiós, porque sabía que todo terminaría en esa palabra vacía, sería una despedida sin sentido. Esperaba seguir, pero entonces te diste por vencido. Así entonces dejaste de creer en mí, y así, en ese momento, todas mis esperanzas dejaron de existir; se fueron con tu sonrisa, se marchitaron con tu recuerdo, y ahora lloro en la tumba del sentimiento muerto.