Me encontré pensándote a cada segundo, buscándote en cada persona, en cada objeto, en cada canción. Me descubrí soñándote a cada noche, extrañándote cada mañana, deséandote cada tarde. Me sorprendí a mi misma sonriendo cuando escucho tu nombre, cuando leo tus mensajes, cuando me hablan de vos.
Me di cuenta de que te necesito, que me hacés falta; que no importa cuánto hablemos, cuánto tiempo hayamos pasado juntos esa tarde, por la noche volveré a necesitar escuchar tu risa, oler tu perfume, sentir tu piel. Extraño tu voz, tus besos, tu sonrisa, tu mirada. Tu carita de ángel cuando decís que me querés, que te hace bien estar conmigo.

Es como un juego que me divierte, estar con vos; es como un sueño del que no quiero despertar. Cuando me das tu mano, siento que no podría soltarte, es algo tan hermoso, tan intenso.
Ya no sé como explicarlo con palabras, no sé como expresarlo en besos, siento que nada alcanza. Siento que con un simple te quiero no digo cuánto me importás, cuánto te necesito.
Estas cosas locas que siento dentro de mí, esto que no puedo contener, que no puedo evitar decir a cada instante; creo que todo esto forma parte de ese hermoso sentimiento, al que llaman amor.