Aprendí que quién no te busca, no te extraña, y quién no te extraña, no te quiere. Que el destino determina quién entra en tu vida, pero tú decides quién se queda. Que la verdad duele una sola vez, y la mentira cada vez que nos acordamos. Que hay tres cosas en la vida que se van y no regresan jamás: las palabras, el tiempo, y las oportunidades.

26 de marzo de 2011

Missing him .

Suena el celular, sale corriendo. Sí, pero sabe que no es un mensaje de él. Se conecta desesperada y ve sus notificaciones; aunque sabe que en ninguna está su nombre. Escucha el timbre de su casa, sale como está, sueña, pero sabe que no es él quien llegó. Sale a la plaza, por más que sabe que aunque lo cruce, él no va a llegar con una sonrisa, un abrazo y un beso para ella. Lo busca, lo sueña, lo piensa, lo llora, y sabe que él no va a volver. 

Pero nada de eso importa.

No importa porque ya no le queda ni un poco de fuerza, ni siquiera para fingir estar bien. No, ¿para qué? Ya todos saben que está incompleta, que no importa cuánto trate no va a estar bien, no está bien, todo su corazón llora, todo el tiempo. Sufre, le duele, se lastima. No le importa aparentar, no le interesa estar bien, por lo menos por ahora.

¿Por qué? Porque esa persona a la que le dio todo su amor, sin ningún tipo de medidas le falló, la decepcionó, le mintió.
 Prometió cosas que sabía que no iba a cumplir.


Pero ella aún así lo ama, ella aún así lo necesita para vivir, para ser feliz. Por eso llora, por eso sufre así; porque aunque él sea lo peor que puede haber, él es con quién ella quiere estar, y no importa qué pase, eso no va a cambiar. Porque necesita de él, porque toda su vida gira en torno a su existencia, y cuesta acostumbrarse al cambio. 
Porque no puede aceptar que de un día para el otro él se fue, junto con toda la felicidad. 
Dejó un montón de recuerdos hermosos que lo único que hacen es lastimarla. 
La van destruyendo de a poco, de a uno agrandan las heridas de su corazón. 

Así, de a poquito, lentamente, ella muere de amor.