Si te divertía verme y te gustaban mis besos, y me veías como la perfecta compañera de tertulias, si fui tu amiga con derecho mientras te duraba la parranda, no te enamoraste de mí, sino de ti cuando estabas conmigo. Yo pensando en futuro, tú en la rumba de la noche, si me quieres un poquito dímelo aunque sea en fax, si te parecía divertida, pero en mi no pensabas nunca, no te enamoraste de mí, sino de ti cuando estabas conmigo.. No te enamoraste de mí, así como yo de ti. No te enamoraste de mí, no, noo. Te enamoraste de ti cuando estabas conmigo, de las locuras que hacíamos, de los besos furtivos, de tu risa y mis chistes, de la fiesta y el vino, de las caricias que morían justo al haber nacido. No te enamoraste de mi, noo, noo, así como yo de ti. ¿Quien ganaría la batalla de ese amor desperdiciado? Tú creyendo que me quieres, yo queriéndote creer, si yo te quiero aunque te calles, y tú te callabas si te quería, no te enamoraste de mí, sino de ti cuando estabas conmigo. Si le bajaba el volumen a este ritmo que tocábamos, el derrumbe podía hacerse aparecer, y lo que antes fue pregunta hoy es una afirmación, no te enamoraste de mí, sino de ti cuando estabas conmigo.